¡LLAMADOS A SER SANTOS!
- Alejandro Machado
- 8 mar 2015
- 4 Min. de lectura

Llevan cientos de años discutiendo, sin ponerse de acuerdo. Y no lo harán, pues las posturas son tan dispares como contradictorias en ciertos puntos importantes.
Pero sus ideas abrazan a millones de cristianos. Muchos de ellos, sin saberlo, defienden una u otra; y en la mayoría de los casos, defienden incluso su propia postura teológica sin estar consciente de los argumentos, y aún de la existencia de la otra. ¿Te lo demuestro?, responde a la siguiente pregunta: ¿Qué postura teológica enseña la congregación a la cual asistes? ¿Y por qué defiendes esa postura doctrinal?
Arminianos y calvinistas predominan la escena de la discusión teológica universal en el mundo cristiano. En muchos casos, de manera imperceptible.
¿El punto más álgido?, si la salvación se pierde o no.
Arminianos defienden que la salvación puede perderse, mientras que calvinistas afirman que fuimos salvados para una vida eterna. Una vez salvos (cuando se ha sido salvado de verdad), entonces siempre permaneceremos salvos.
Pero no es mi intención levantar el polvo de una añeja discusión. En el pasado solía pasar horas interminables defendiendo mi propia postura, argumentando que con mi actitud “defendía la fe”, mientras podía enmudecer (un eufemismo que usaré en vez del verbo “avergonzar”), a mis hermanos que no lograban contradecir mis “firmes convicciones teológicas”.
(Espero que puedas leer de nuevo el párrafo anterior). En serio, léelo de nuevo.
Si lo hiciste, notaste que hice referencia a dos asuntos: Uno, las discusiones entre hermanos; y dos, las actitudes de superioridad que tienen algunos cristianos, (lucho para erradicar de mi vida todo tipo de actitudes de ese tipo), queriendo demostrar que su verdad, y sólo su verdad, es la verdad.
Y cuando parece que entraré en la discusión y argumentaré en favor de uno u otro, exponiendo vehementemente una idea que encrispará a algunos y alegrará a otros, quiero recordar el texto que estuvimos analizando semanas atrás; pues aunque no lo creas, todo el tiempo hemos estado hablando de lo mismo.
EFESIOS 1:4
NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL:
4 Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él.
NUEVA TRADUCCIÓN VIVIENTE:
4 Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos.
REINA VALERA 60:
4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él
No hay duda… el fin de Dios, la finalidad de Dios, es que fuésemos santos y sin mancha. O sea, santos e intachables a sus ojos, es decir, santos y sin mancha delante de él.
¿Quedó claro?
Cuando nos enfocamos en esto, la primera discusión pierde importancia. Porque la finalidad de Dios no es “solamente” que seamos salvos, sino que además, seamos santos, es decir, separados, es decir, apartados de todo lo malo… y del mundo, y de las tinieblas. Del mal. Del pecado.
¿Percibes la pequeña gran diferencia de enfoque?
La obra que Dios hace en el creyente no es una obra solamente de salvarlo de la condenación, sino de hacerlo cada día más a su imagen. Cada día menos parecido a lo que era antes, y más parecido a la imagen de su Hijo, Jesucristo. Cada vez más apartado, dicho de otra manera. Cada vez más santo.
El punto es que seas arminiano o calvinista. Creas que la salvación se pierde o no, la vida cristiana apenas comienza cuando hemos sido salvados. Y lo que viene, es una continua vida de arrepentimiento, para ir quitando de nuestra vida todo aquello que a él le desagrada, y vayamos viviendo el proceso de santificación.
¿Cómo ser santificados? Jesús dijo:
Juan 17:17 Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad.
Debes comenzar por conocer la Biblia. Sino la conoces, ¿Cómo podrás ser santo?, ¿Cómo podrás comprender la forma de pensar de Dios, y la manera cómo él ve y aborrece al pecado? ¿Cómo podrás apartarte de lo malo y ser intachable?
A lo largo de mi vida he escuchado muchas de esas discusiones a las que hago referencia. La mayoría de ellas, ¡tan inútiles!… y más aún ¡tan vacías de conocimiento bíblico!
¡Perder el enfoque central es tan peligroso!
Dt 14:2 Tú fuiste separado como pueblo santo para el Señor tu Dios, y él te eligió entre todas las naciones del mundo, para que seas su tesoro especial.
El Señor está haciendo una obra de santificación en “su pueblo”. Durante años pensé que esa frase se refería a alguna iglesia, denominación o grupo específico. Sin darme cuenta, el Señor en realidad se refiere a “su pueblo”, hablaba de aquellos por quienes murió. Aquellos que son sus hijos. Sus salvos. Aquellos en quienes comenzó la buena obra, y la terminará… Aquellos que perseveran y permanecen. Y eso no tiene que ver con iglesia o denominación, sino más bien con Iglesia (con “I” mayúscula), son los 15 de esta congregación, los 47 de aquella otra, los 106 de la de allá, los 2 de esta otra… y así.
¡Su pueblo, santo, y apartado!
Dt 14:2 Tú fuiste separado como pueblo santo para el Señor tu Dios, y él te eligió entre todas las naciones del mundo, para que seas su tesoro especial.
¿Eres parte de ellos?
Te pregunto…si el fin es la santificación, ¿hay alguna forma en la cual, la pregunta acerca de si la salvación se pierde o no, sea relevante?
1Pe 1:16 Pues las Escrituras dicen: «Sean santos, porque yo soy santo».
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