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¿Para qué existimos?

  • Alejandro Machado
  • 11 ene 2015
  • 6 Min. de lectura

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Dios no nos dejó solos. Ni a la deriva. Nos dejó una guía. Nos habló claro y nos dijo cómo serían las cosas, y prometió acompañarnos. Omitió algunos detalles, cierto, pues no necesitamos saberlo todo. Esos detalles no son relevantes para la historia que Dios nos está contando, ni para las ideas que Él quiere que manejemos.

El mundo y el universo, ¡son tan extensos!, nos haría faltaría una vida de estudio minucioso para conocer su grandeza y complejidad. Dios hizo estas cosas así, para hablarnos de su grandeza. Esta es una idea expresada por el pastor John Piper. En la misma, expone con certeza que la razón por la cual Dios decide hacernos a nosotros tan pequeños, y al universo tan grande, es para ayudarnos a comprender su gloria.

La mayoría de las personas no tienen problemas en admitir o reconocer la existencia de Dios. Pero luego de ese sencillo conocimiento, también la mayoría de las personas, (incluyendo sus hijos), se complican tratando de dar respuesta a preguntas que deberían ser fáciles de contestar, como por ejemplo: ¿Para qué existe el ser humano?

¿Sabes cuántas filosofías e ideas se han escrito y debatido respecto al tema?

Imagina dos filósofos de una antigua civilización sentados uno frente al otro para debatir sobre la razón de la vida. Pasan los días y las noches, semanas, meses e incluso años dedicados encontrar la respuesta. Montones de posturas, discusiones, y análisis. Llueve, truena y relampaguea sobre ellos, pasan las estaciones y cambia el entorno a su alrededor; y un día, son sorprendidos por la muerte. Ninguno llegó a conclusión alguna. Ninguno de ellos obtuvo una respuesta… Así se comporta la Iglesia de Cristo para algunos temas, incluso para este.

¿Para que te creó Dios a ti?

¿Por qué existes?

¿Para qué estás vivo?

He encontrado personas en la vida, que con tristeza me han dicho haber sido el resultado de “un error de sus padres”; otras que me confiesan vivir una vida sin sentido ni propósito, o al menos, si hay, no lo conocen. La mayoría de las personas vive la vida sólo por vivir. Del trabajo a la casa y de la casa al trabajo, a las obligaciones, a la constante lucha para pagar las cuentas, y conseguir dinero para sus necesidades. En algunos casos, dependiendo de sus posibilidades, hay personas que se dan una que otra “escapada” que le de “significado” a su existencia.

Innumerables historias. He encontrado gente que asegura vivir para tener, y gente que apenas logra tener para vivir. Para cada uno de ellos, la misma pregunta tiene un sentido diferente. ¿Por qué existes?, ¿Cuál es la razón de tu existencia? Encontrarás mil respuestas diversas.

(Podría insertar aquí algunas frases o conceptos que la filosofía o la vivencia personal de algunos hombres, (ellos lo llamarían experiencia), ha dado como alternativa para credo ante esta cuestión. Algunas de estas respuestas pudieran estar revestidas de una aparente sensatez y cordura. Pero resistiré a la tentación de hacerlo para no distraernos del asunto principal).

Entonces: ¿Para qué vivimos?

Si creemos que Dios es el Creador, y además es Omnipotente, entonces no deberíamos tener problemas en creer firmemente en estas declaraciones que hizo Jesús:

Lc 12:6 ¿Cuánto cuestan cinco gorriones: dos monedas de cobre? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7 Y, en cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones.

Resulta interesante conocer a un Dios detallista y minucioso. Se preocupa por contar los cabellos de la cabeza de cada ser humano del planeta, todos los días. Hace copos de nieve y granos de arena por millares de millares, y no repite el diseño de ninguno de ellos. Tiene cuidado aún de los más pequeños seres vivos. Cada pequeño pájaro, por común que sea, está bajo el cuidado de Dios. Este Dios conoce y atiende los detalles del mundo. Todos.

¿Crees que tu vida es producto del azar o del error?

La pregunta inicial continúa cobrando importancia. La realidad descubre que fuimos parte de un diseño, no de un accidente.

En Efesios capítulo 1, Pablo nos habla claramente del propósito por el cual fuimos creados. Si leemos con detenimiento, nos menciona un misterioso plan. Pero acto seguido, ¡lo revela! ¡No es muy difícil identificar este plan cuando leemos el texto completo, y notamos que dice “Dios hizo todas estas cosas para que nosotros le diéramos gloria y alabanza”!

Efesios 1:3 Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo. 4 Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. 5 Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. 6 De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado. 7 Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. 8 Él desbordó su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento.

9 Ahora Dios nos ha dado a conocer su misterioso plan acerca de Cristo, un plan ideado para cumplir el buen propósito de Dios. 10 Y el plan es el siguiente: a su debido tiempo, Dios reunirá todas las cosas y las pondrá bajo la autoridad de Cristo, todas las cosas que están en el cielo y también las que están en la tierra. 11 Es más, dado que estamos unidos a Cristo, hemos recibido una herencia de parte de Dios, porque él nos eligió de antemano y hace que todas las cosas resulten de acuerdo con su plan.

12 El propósito de Dios fue que nosotros, los judíos —que fuimos los primeros en confiar en Cristo—,diéramos gloria y alabanza a Dios. 13 Y ahora ustedes, los gentiles, también han oído la verdad, la Buena Noticia de que Dios los salva. Además, cuando creyeron en Cristo, Dios los identificó como suyos al darles el Espíritu Santo, el cual había prometido tiempo atrás. 14 El Espíritu es la garantía que tenemos de parte de Dios de que nos dará la herencia que nos prometió y de que nos ha comprado para que seamos su pueblo. Dios hizo todo esto para que nosotros le diéramos gloria y alabanza.

“Dios hizo todas estas cosas”. “Nada escapa de su control”. ¡Son verdades que nos llevan a entender que Dios siempre ha tenido un plan!

Y el plan tiene que ver con Él. No con nosotros.

Todo lo que él hace, tiene que ver con mostrarnos su gloria, su majestad y su poder. Dios quiere que reconozcamos su grandeza. Más aún, que le adoremos por ello. Y adorar en el contexto de amar, pues atesoras lo que amas.

Esa es la razón por la cual Dios muestra su bondad con nosotros. Es la razón por la cual el propósito es bueno. Es la razón por la cual nos bendice con toda bendición espiritual. Dios está revelando su carácter, sus virtudes y su esencia. Cuando alguien es capaz de ver estas cosas, empieza a amarlo.

1Jn 4:9 Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él. 10 En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados.

¡El plan tiene que ver con Él!

¡La razón por la cual vives tiene que ver con Él!

El nos ama, y se revela tal como es. Tal grandeza debe llevarnos a comprender su posición, y nuestra posición. Esto es un reino. Él es el Rey. Nosotros somos sus súbditos. Y este Rey es maravilloso, genial, único y MAJESTUOSO. Vivimos para Él, no él para nosotros.

1Cor 10:31 Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.

Rom 14:7 Pues no vivimos para nosotros mismos ni morimos para nosotros mismos. 8 Si vivimos, es para honrar al Señor, y si morimos, es para honrar al Señor. Entonces, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos al Señor. 9 Cristo murió y resucitó con este propósito: ser Señor de los vivos y de los muertos.

Efesios 1:12 El propósito de Dios fue que nosotros… diéramos gloria y alabanza a Dios.

Dios no nos dejó solos. Ni a la deriva. Nos dejó una guía. Nos habló claro y nos dijo cómo serían las cosas, y prometió acompañarnos.

Amén.


 
 
 

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